La Verdad
Real Murcia
Toro Gil, a la derecha, celebra uno de los tres goles que marcó al Zaragoza el 18 de enero de 1981. / TOMÁS

El techo del Murcia está en Zaragoza

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  • El 1-6 logrado por el equipo grana en La Romareda, el 18 de enero de 1981, es su mejor resultado en Primera División

El sábado se cumplieron 33 años. El 18 de enero de 1981 el Real Murcia consiguió un resultado de equipo grande de Primera División. Ganó 1-6 al Zaragoza en La Romareda y obtuve su mejor resultado en la máxima categoría del fútbol español. Abad marcó 3 goles, uno de penalti, y el Toro Gil, marcó otros tres. El brasileño, 44 veces internacional con Brasil, jugó aquel día su primer partido con el Murcia fuera de La Condomina. Arbitró el gallego García de Loza y la alineación grana la formaron Echevarría, Picazo, Higinio, Alabanda, Rubiñán, Lago, García Murcia, Ruiz, Naharro, Abad y Gil. Jugaron solo dos delanteros y salieron a tres goles por cabeza. En el banquillo grana se sentaba José Antonio Irulegui, que había sustituido a José Víctor.

El Real Zaragoza alineó a Zubeldia, Oñaederra, Camus, Casuco, Zayas (Valdano 38'), Pérez Aguerri, Pichi Alonso, Güerri, Amorrortu, Belanche y Modesto.

En aquel once del Real Murcia destacó el Toro Gil. Fichado para acabar con la sequía goleadora del equipo. El delantero brasileño llegó a La Condomina con el cartel de estrella. Había jugado con Brasil el Mundial de Argentina 78. En Zaragoza disputó su segundo partido con la camiseta grana. Se estrenó la jornada anterior contra el Salamanca. Sus tres goles de La Romareda levantaron el ánimo murcianista.

«Parece que por fin hemos dado con el hombre que necesitaba el equipo, con el finalizador que nos hacía falta. Gil demostró en Zaragoza que es un jugador de una clase y técnica excepcionales. Y un chutador nato. Hasta el público zaragocista aplaudió al brasileño», dijo Juan Garrido, en aquella época presidente de la comisión deportiva del Real Murcia, y el hombre que gestionó el fichaje de Gil.

Garrido se vino arriba tras el buen partido del flamante fichaje grana y añadió que Gil era «una especie de Puskas cuando vino a España. Un jugador que no necesita correr porque hace correr el balón. Además, gracias a su dominio y a su técnica coloca la pelota allá donde quiere. Hizo jugadas extraordinarias. De gran futbolista».

En aquella época, al contrario de lo que ocurre ahora, los árbitros hablaban con mucha más facilidad de lo que acontecía en los terrenos de juego. El gallego García de Loza se sumó a la lista de los que alabaron el juego del nuevo jugador grana. Destacó que el Zaragoza había tenido errores que había sabido aprovechar el Murcia y no se cortó a la hora de destacar al Toro Gil. «Me ha asombrado. ¡Qué futbolista! Tiene una técnica fenomenal y es muy difícil de marcar. He visto pocos jugadores de su clase».

El rotundo triunfo del Real Murcia fue muy apreciado por su afición. Cientos de seguidores esperaron al equipo al día siguiente en La Condomina. Los entusiasmados hinchas recibieron a los futbolistas con tracas y cohetes. De los fuegos artificiales se encargó el 'polvorista' Zapata, uno de los aficionados más entusiastas del Murcia.

La llegada al equipo de Gil levantó la moral de directivos, aficionados y futbolistas. El brasileño tenía una prima de medio millón de pesetas si conseguía marcar ocho goles, y de un millón si era capaz de meter el balón quince veces en la portería rival. Se quedó sin premio, ya que aquella temporada disputó catorce partidos, en los que marcó siete goles.

Pese a que aquel 18 de enero de 1981 el Real Murcia jugó uno de los mejores partidos de su centenaria historia, acabó la temporada descendiendo a Segunda División. Le faltaron cinco puntos para mantenerse en la máxima categoría.