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Brown pugna con Gallego en un Real Murcia-Athletic de Bilbao disputado en La Condomina en la temporada 1987-88. :: juan leal
Campeón del mundo y murcianista
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Campeón del mundo y murcianista

El defensa Tata Brown ganó con Argentina el Mundial de México'86, un año antes de fichar por el Real Murcia

PACO LASTRA

Domingo, 13 de julio 2014, 23:04

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Verano de 1987. El Real Murcia reforzó su defensa con un central de lujo. Fichó al Tata Brown, quien un año antes, en México, se había proclamado campeón del mundo con Argentina en una final idéntica a la que se disputó anoche en el estadio de Maracaná. El nuevo jugador grana, además, marcó el primer gol del partido.

Brown llegó a Murcia procedente del Brest francés con una misión clara. El Murcia lo fichó para cubrir el hueco que dejó Tendillo al irse al Real Madrid. El argentino firmó por dos temporadas y el traspaso se cerró por 150.000 dólares. Para Brown, como suelen decir la mayoría de los futbolistas cuando se comprometen con un equipo, jugar en el Real Murcia suponía «un desafío. Creo que voy a triunfar aquí. Vengo con ese objetivo y con el deseo de ser de la máxima utilidad a mi nuevo club», dijo el día que fue presentado en La Condomina como jugador grana, el 20 de julio de 1987. Brown reconoció que cambió Brest por Murcia por el clima. «El de Francia no me iba. Hacía demasiado frío y llovía mucho. Aquí encuentro sol y calor y esto es algo que me gusta más».

Cuando le tocó responder a la comprometedora pregunta de qué sabía de su nuevo club, salió airoso diciendo que «en el Murcia hay jugadores jóvenes y de mucha proyección. Creo que podremos ofrecer una buena campaña».

No fue para tirar cohetes. El Real Murcia se mantuvo en Primera después de jugar la promoción de permanencia. El equipo grana acabó en el puesto 17, por delante del Mallorca, Sabadell y Las Palmas, que descendieron a Segunda. Brown disputó 21 partidos y marcó dos goles. Uno al Betis en Liga y el segundo al Rayo Vallecano en la promoción.

Peor fueron las cosas en la temporada 1988-89. El Murcia bajó a Segunda y Tata Brown solo jugó siete partidos. Apenas contaba para el técnico Antal Dunai ni posteriormente para Maguregui, que llegó a decir al futbolista que no contaba con él.

Tenía 32 años, pero no se sentía un veterano. «Me encuentro muy bien físicamente y en mi puesto de libero considero que la experiencia es buena. Antes jugué de marcador, pero ahora estoy plenamente adaptado a esta tarea. Soy titular de 1a selección argentina y pienso seguir siéndolo hasta el Mundial de Italia. Eso prueba que los años no cuentan, sino la forma física y las ganas de jugar. Lo importante en el futbolista es que haya siempre motivos y deseos de superación, que no se relaje ni lo de todo por conseguido en su profesión. Siempre hay que mirar hacia delante y aspirar a lo máximo; en todo momento. Creo que podré seguir jugando durante tres o cuatro años más».

Suplente y titular

Y es que Brown era suplente en un Real Murcia que luchaba por mantenerse en Primera, pero seguía siendo convocado por Argentina y jugando de titular.

Al finalizar la temporada Brown hizo las maletas y puso rumbo a Argentina para acabar su carrera en el Racing Club. Tras dejar el fútbol comenzó su carrera como técnico sin tener mucho éxito.

Con la camiseta albiceleste jugó 36 partidos y marcó un gol, precisamente en la final que ganó a Alemania en el Mundial de México.

El exjugador del Real Murcia ha recordado en más de una ocasión lo ocurrido en el estadio Azteca hace ya 28 años. «Si me preguntan que si creía que iba a meter un gol en la final hubiera respondido que ¡ni loco! Jugué aquel partido sin dormir un minuto la noche anterior. Y no fui el único. Ruggeri tampoco pegó ojo».

La jugada del gol que abrió el marcador en la final tampoco la olvida. «Fue un centro preparado. Se practicaba con la rosca saliendo para afuera. Nos posicionábamos el Checho (Batista), el Cabezón (Ruggeri), Valdano y yo, que éramos los más altos. Cuando Burru (Burruchaga) sacó el centro fuerte y con comba, di el paso hacia adelante para elevarme y de reojo vi a Schumacher y dije no llega. Llegué corriendo con todo. Tenía al Diego (Maradona) adelante, así que me apoyé en él empujándolo al suelo y cabeceé. Ya no miré más la pelota y salí a festejar el gol. Me arrodillé. Me explotaba el pecho. ¡Me explotaba todo! El primero en llegar fue el Checho, ni me acuerdo qué me dijo, lo único que yo hacía era gritar y llorar. Pensar que en la historia del fútbol argentino hay solo 5 tipos vivos que metimos goles en una final del mundo y yo soy uno de esos 5». Fue el 29 de junio de 1986. Un año y 21 días después era presentado en La Condomina como nuevo jugador del Murcia.

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