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Jesús Samper, dueño del Real Murcia. :: guillermo carrión / agm
El culpable se llama Jesús
LA DE IBARRA

El culpable se llama Jesús

Me pregunto si Samper no es un castigo desorbitado, exagerado e hiperbólico para los pecados del Murcia

JUAN IGNACIO DE IBARRA

Viernes, 29 de agosto 2014, 10:00

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Me llama Pepe Pardo. Son las diez menos cuarto de la noche y acabo de ver en la televisión a un grupo de murcianos, llorando. El mejor presidente de la historia los ha visto también. Tiene la voz crispada. Nunca en mi vida lo he oído tan alterado.

«Estamos en Segunda B, Juan -me dice. Y hay murcianos que están llorando».

Y al decirlo se le rompe la voz y aparece, sonoramente, el llanto. José Pardo Cano también está llorando. Es el tercer descenso de Samper a Segunda B, en un quinquenio. Bueno, ya lo hizo antes, cuando era secretario general de la Liga.

Me pregunto si Jesús Samper no es un castigo desorbitado, exagerado, hiperbólico para los pecados del Murcia. Me pregunto cómo es posible que nos haya caído semejante carga.

Y el otro día viene de Madrid, se coloca delante de los periodistas y les ofende, les desafía y se vanagloria de su trabajo.

La lucha entre los dos amos sucesivos del fútbol español ha cubierto su penúltimo episodio. Porque el juez ha dejado abierto el camino a una posible última palabra del Real Murcia. El fallo no es definitivo, pero sí es ejecutivo. Y en mi indignación con Tebas, el hombre que se ha salido con la suya, recuerdo que el lunes pasado, cuando las emisoras daban la noticia de la abstención de la Federación Española, de la actitud de Tebas, al que Samper, y algunos más, han acusado de delinquir con desacato por su desprecio a la orden judicial, cuando pregunté a la persona en cuyo vehículo viajaba: «Dime, Qique, tú que conoces a Tebas, ¿es un 'chalao'?».

Y el murciano que preside el Granada, al que ha llevado a Primera División, me respondió: «De 'chalao', nada, Juan. Yo lo conozco muy bien. Él fue quien nos llevó el asunto de la venta del Ciudad de Murcia e hizo un trabajo magnífico y, claro, ganamos».

-¿Y cómo un hombre así se empecina en cargarse al Murcia, que es quien paga el pato de Samper?

-Desgraciadamente para el Real Murcia, al que sabes que quiero con toda mi alma desde que era niño, tiene enfrente un rival tremendo. Él no obra así por capricho. Seguro que tiene argumentos que pueden dar el cambio a la acción judicial. Es un hombre que lucha hasta el final, que tiene una enorme preparación y al que ni yo, ni nadie, querría como enemigo. Por cierto, ¿sabes si el juez que va a decidir es el mismo?

-Pues, no. La verdad es que no lo sé.

-Es que pudiera ser otro y tener otros criterios. Suele ocurrir que dos jueces piensen de manera distinta.

Ahí quedó, resumida, mi conversación con Quique Pina. Hoy me asombro del talento de quien pudo hacer grande al Real Murcia, como está haciendo grande al Granada.

Y es que, aunque no he tenido tiempo de leerme los veinte folios, a tenor de los puntos principales de la sentencia, queda muy claro por qué Tebas no propuso a la Federación el aumento a 23 clubes y por qué se daban varias razones para el castigo. El juez de ayer dio la razón al Murcia en lo de la ratio, pero entendió que la Liga podía descender al club por sus deudas con Hacienda.

Y ha sido esto último, su falta de cumplimiento reiterado, lo que le cuesta el puesto a un Real Murcia que ya el año pasado estuvo a medio punto de que los clubes le negaran su retorno a Segunda, que la Federación Española se haya abstenido, que el Consejo Superior de Deporte se haya ido de vacaciones, que el TAD lo haya descartado y que, por último, el juez no haya considerado un disparate que sus compañeros del fútbol no quieran compartir mesa con un informal que no hace frente a sus deudas. Es una sentencia que muchos rechazarán porque les duele. Pero hay un claro culpable.

Además de arruinar al Real Murcia, su arrogancia desmedida y la falta de rigor a la hora de pagar las deudas, hacen que él sea el único culpable. Se llama Jesús.

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