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Carrillo es besado al unísono por sus padres ante la mirada de algunos de sus hermanos, cuñados y sobrinos.
El '9' del Murcia vive en El Progreso

El '9' del Murcia vive en El Progreso

Hijo de un humilde carpintero, Carrillo ha heredado su «espíritu de superación y de lucha». El delantero, que fue recogepelotas del club grana, recibió más mensajes en su teléfono de los habituales tras sus dos goles al Sporting B

José Otón

Martes, 25 de noviembre 2014, 01:16

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Es un joven normal, criado en el barrio del Progreso. Currante y humilde, conoce perfectamente de dónde viene. Su padre es carpintero, trabaja todos los días para sacar adelante a su familia y Carrillo se muestra orgulloso de ello. Su madre también lo ha dado todo por sacar adelante a sus siete hijos: «Mis padres me han contagiado ese espíritu de superación y lucha», dice Carrillo, que se ha convertido con sus dos goles ante el Sporting B en el nuevo ídolo grana: «Fue el día más feliz de mi vida, encontrarme con los dos goles y la ovación de la afición al salir fue inolvidable. Y además ganó el equipo. Cené con mi novia, mis amigos y mi familia, disfruté del momento. Le di vueltas a cómo habían sido los goles. La gente me mandaba el vídeo y lo vi una y otra vez. Pero ayer ya entrené a tope».

Su teléfono se colapsó justo después del partido. Firmó un partido espléndido en una tarde gloriosa y marcó dos goles de bella factura, sobre todo el primero. Consiguió arrastrar a su equipo hacia la victoria: «Cuando me retiré del terreno de juego solo me faltó llorar, por los goles y la ovación de la gente. Venía de una racha negativa, estaba trabajando bien. Mi familia estaba al lado, en la grada, imagínate lo que sentí». Los delanteros salen a hombros o van a la enfermería. El domingo le tocó a Carrillo vivir la cara agradable del fútbol: «Esta semana el número de mensajes ha sido mayor. Se nota bastante. Pero cuando no logro marcar también tengo a mi gente mandándome mensajes de ánimo. No me puedo quejar, hay gente que no me falla nunca, aunque no marque dos goles».

Cerca de sus ídolos

Carrillo es un chico llano, directo, no tiene doble fondo. Aún no se ha puesto la careta con la que se protegen muchos jugadores de fútbol: «Cuando me beso el escudo es porque lo siento de verdad. Yo empecé aquí, en la Nueva Condomina, de recogepelotas y veía jugar a Capdevila, Despotovic, Iván Alonso, Movilla y muchos más. Soñaba con ser ellos y ayudar al equipo de mi tierra, en el que siempre he querido jugar. Para mí es lo máximo», afirma. No es rencoroso, ni tampoco busca ajustar cuentas con los que no le consideraban el goleador del Murcia: «Faltaba el gol y es normal que la gente lo pida. Fastidia que hablen de la falta de un delantero. Gerard Oliva y yo trabajamos al 100%, pero hemos tenido mala suerte. La rabia es por eso, porque el balón no entra. Estamos tranquilos y Óscar y Aira nos ayudan muchísimo para mejorar en la finalización».

Su antecesor en la delantera del equipo grana marcó 23 goles y se marchó al fútbol inglés entre lágrimas. Su figura aún es alargada y llega a todos los rincones. Carrillo tiene la misión de que la grada, poco a poco, se vaya olvidando de él: «La comparación con Kike no me afecta, para mí es un halago. Kike empezó como yo, con mucha humildad y mucho sacrificio. Para mí es un ejemplo. No tengo ninguna presión. Voy a seguir trabajando como él hizo y las críticas las voy a utilizar para mejorar». El delantero del Middlebrough fue una guía para el atacante nacido en el barrio del Progreso: «El año pasado era mi compañero en el autobús y me ayudó en todo. Siempre estaba pendiente de enseñarme nuevos movimientos y de que me fijara en los toques que tenía que darle a cada balón. Se lo agradeceré siempre. Me ha dado muchos consejos», asegura. Carrillo comenzó jugando en las bases del Progreso, aunque se lo dejó por el fútbol sala una temporada.

Los estudios y la imposibilidad de sus padres de llevarlo a entrenar casi le separan del mundo del fútbol. Pero un entrenador llamado Quique lo llevó de nuevo a las bases del equipo de su pueblo. Se puso a las órdenes de Andrés Sánchez y tras un año, fichó por el Murcia en edad aún cadete. Después llegaron años de sacrificio, en los que no hizo lo que hacen otros jóvenes: «Me he tenido que quedar muchas veces en casa, aguantándome sin salir. Pero quería jugar al fútbol. No me sabe mal porque lo hacía por una cosa que quería. Hace un mes se casaba un hermano de mi madre y no pude ir a la boda. Considero que tengo que estar en mi casa, tranquilo. Son cosas a las que tienes que renunciar».

Seguidor de Llorente

Desde que forma parte de la primera plantilla del Murcia (debutó la pasada campaña en Segunda ante el Mallorca), ha disfrutado entrenando con jugadores de gran nivel: «Wellington Silva era increíble, era un jugador fabuloso con el balón en los pies. En cuanto al compromiso y la mejora, el que más llamará mi atención va a ser siempre Kike». Carrillo tiene otros ídolos más lejanos: «Siempre me he fijado en Llorente, siempre me han dicho que tengo un estilo parecido al suyo y hace los movimientos en los que yo me he inspirado. Cada vez que puedo, veo sus partidos. Me han comparado con él y con su forma de jugar. Siempre me han pedido que sea un delantero que reciba de espaldas y busque área».

Carrillo no es el único canterano al que Aira ha dado confianza. El técnico ponferradino también ha hecho debutar en Segunda a Javi Saura, Smitarello y Arturo, un jugador que no tuvo minutos el pasado domingo ante el Sporting B y que ya no es un hombre fundamental en el esquema del técnico grana.

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