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LA SEMANA DE IBARRA

De la gloria de los doctores al fracaso de Samper

JUAN IGNACIO DE IBARRA

Sábado, 20 de diciembre 2014, 00:02

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Espero que este sea un fin de semana mejor. Porque el último nos dejó un compendio de resultados lamentables, aunque, ciertamente, no deben medirse todos con la misma vara, que todavía sigue siendo mejor liderar el grupo (Como el UCAM), que bajar al cuarto puesto, y que puede ser más negativo un empate en casa (como le viene sucediendo a La Hoya Lorca), que regresar de vacío, como hizo el Cartagena, emulando al Real Murcia.

Dos partidos en casa, dos empates, dos encuentros en otros tantos sitios de España, dos derrotas. Pensándolo así, se me ocurre que lo de esta semana que hoy empieza, en la que el Murcia recibe al 'jamonífero' Guijuelo, mientras el UCAM viaja a verse las caras con el filial de los murcianos Alfonso y Ricardo, que asentaron sus reales en Almería, para hacer aquello que les hubiera gustado llevar a cabo en Murcia. Y eso, al mismo tiempo que el Cartagena recibe a uno de los reales que quedan en Segunda B, el del Santo Reino, el Jaén, donde, según el poeta, vivía don Lope de Sosa.

Mala semana, pues, salvada, para mí, por vía de contraste. Porque en esos días que suelen ser resumen periodístico de tantas cosas, el magnífico Informe Semanal, de la televisión pública, divulgó por toda España la última aportación al mundo del fútbol de dos murcianos de pro -los doctores Salvador Ripoll y Mariano de Prado-que tras muchos lustros salvando deportistas y devolviéndolos a la actividad profesional, se han convertido en adalides de la FIFA, en la homérica tarea de salvar vidas en los estadios, poniendo en marcha argumentos capaces de vencer a esa muerte repentina que se ha llevado a futbolistas en plenitud y, tambien, a simples aficionados que hacían del fútbol una pasión para el disfrute.

Ver a Ripoll y De Prado, reconocidos y aclamados como paladines mundiales de la salud, me trajo a la memoria aquello que me anuncio don Salvador, en una concentración veraniega del Real Murcia, del que fue médico del primer club de la Región:

-Son mejores que yo, Juan. Y harán cosas grandes.

Tan grandes, digo yo, como poner al servicio de la FIFA, y en su inmenso escaparate, las vías médicas para salvar a un potencial humano de más de trescientos millones de personas, todas ellas en riesgo del traidor ataque cardíaco, siempre sorprendente y casi siempre inesperado.

El contraste entre la mediocridad del futbol regional y la grandeza de algunos murcianos es un canto de esperaza a nuestras posibilidades. A mí, que he visto a Mariano y a Pedro Luis correr sobre el césped para atender ( gratis et amore) a tantos futbolistas, y que sé que aún lo hacen con profesionales de clubes españoles y extranjeros. A mí, digo, que todavía me cabe el privilegio de pensar, viendo el programa donde los doctores murcianos eran estrellas, se me ponía en la cabeza la imagen de don Salvador, sonriendo en su rinconcito del cielo y diciéndome:

-¿Lo ves, Juan? No exageré cuando te dije que valían más que yo.

Y me lo imagino feliz, agrandando su beatífica sonrisa.

Pero la vida es dura, y el Murcia de hoy, que no se cansa de perder cosas, también se ha quedado sin José Luis Morga que, después de aguantar el suplicio de Tántalo, ha aducido motivos de salud y se ha marchado del Consejo de Administración del club grana, sin que Jesús Samper se conmoviera, que por algo está por encima de todas las cosas.

Me asombra ver la distancia que hay entre el fracaso del Samper de la quita tardía y la gloria de los doctores.

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