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Javi Flores, del Real Murcia, intenta rematar un balón ante Moisés, defensa del Logroñés. :: lof
Otra lección de impotencia

Otra lección de impotencia

El Murcia, que cae al cuarto puesto, fue un equipo frágil contra el Logroñés y volvió a evidenciar carencias ante otro rival directo

José Otón

Lunes, 19 de enero 2015, 10:34

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El Real Murcia tiene problemas serios. En un choque que debía servir para espantar los fantasmas y demostrar que el equipo grana es un candidato a ocupar un puesto alto en el grupo I, volvió a patinar y a enseñar toda una gama de defectos que no ha conseguido arreglar con el paso de las jornadas. Los de Aira perseveran en el error y cada vez su crédito es menor. Y lo que es peor, las grietas van a más con la temporada en marcha, a la espera de que lleguen a la Nueva Condomina caras nuevas que tapen los agujeros generados por una pretemporada caótica.

Ya no es una casualidad que el equipo de Aira perdiera de forma contundente en Oviedo, porque también ha perdido sus dos partidos contra el Logroñés, cayó en la Nueva Condomina contra el Celta B, no le ganó al Burgos y tampoco pudo doblegar a un Guijuelo que en los últimos minutos de su choque en Murcia acorraló y puso contra las cuerdas a los murcianos. También lo hizo el Compostela, y también lo hizo el Avilés y la Cultural Leonesa, en otro choque gélido como el de ayer, en el que sin saber muy bien por qué, el Real Murcia se quedó con cara de tonto y sin ninguno de los puntos en juego. Y lo que más duele: ante un rival que no hizo tampoco demasiados méritos para ganar.

Aira, que ha montado un equipo serio atrás ante rivales de la zona media de la tabla, aún no ha encontrado la tecla para hacer a sus jugadores campeones. Ayer arregló el agujero que había dejado Sobregrau con su ausencia metiendo a Albiol de lateral derecho y cambiado a José Martínez de posición, un experimento que ya había salido mal en el Tartiere. Volvió a darle la titularidad a Iván Crespo sentando a Fernando, a pesar de que el canterano fue de los mejores en Valladolid, y sin embargo no alineó de titular a Víctor Ruiz, a pesar de que el malagueño se ha formado como central y no ha tenido ni una sola oportunidad de pelearle su puesto a Pumar, un jugador que ayer se volvió a mostrar errático.

Aira también suspendió en un partido que volvió a ser un examen contra un rival de envergadura y en el que el equipo grana, lejos de aprovecharse del tropiezo del Oviedo, dejó escapar una ocasión de crecer en la clasificación. El Real Murcia alimentó ayer sus dudas y tiene ante el Racing de Ferrol, quinto a un solo punto, un nuevo examen el próximo domingo en la Nueva Condomina. Si el equipo grana vuelve a mostrar ausencia de mala leche y dudas en ataque, tendrá que variar su objetivo y conformarse solamente con aspirar al 'playoff', un premio menor para una afición que se ilusionó a principio de temporada pero que se encuentra ahora con un equipo que no da la talla y que no parece un aspirante al ascenso.

A merced del Logroñés

El Real Murcia saltó dormido al terreno de juego. El Logroñés metió una marcha más y pasó por encima del equipo grana.Pero al igual que los de Aira, demostró que tiene poco gol. A los dos minutos el cuadro riojano reclamó un penalti dentro del área grana, justo antes de que Iván Crespo, con una mano prodigiosa, sacara de debajo de los palos un remate de cabeza de Jacobo.

A los murcianos les costó desprenderse de la tela de araña que tejió el equipo de Carlos Pouso. Gago volvió a intimidar a Crespo con un disparo cruzado que, tras rondar el gol, se fue a saque de esquina. Una situación similar a la que generó Menudo, exjugador del Cartagena, con otro disparo cruzado desde la izquierda que se paseó peligrosamente por el área grana sin que ningún jugador del Logroñés fuera capaz de empujar la pelota a la red visitante.

Hasta que el Murcia comenzó a sacudirse el dominio riojano. El primer murcianista en aparecer en ataque fue Jairo, que tras driblar a dos rivales por el flanco derecho buscó rematador en el área pequeña del Logroñés, sin suerte. El tinerfeño comenzó a juguetear en el centro del campo con Arturo y Javi Flores, sus mejores socios para intentar crecer ofensivamente. Hasta Oliva se sumó a la mejoría grana con una galopada por la izquierda que acabó con un disparo que atajó Miguel.

El resto de ocasiones del equipo de Aira en la primera mitad partieron de las botas de Armando, que ayer tuvo que utilizar una máscara para poder jugar el encuentro. El murciano puso en aprietos al portero del Logroñés con un disparo seco y duro a la base del palo que despejó Miguel, y más tarde ejecutando una falta en la que sirvió un balón a David Prieto que el andaluz no engatilló. Tras los mejores minutos del equipo grana, el Logroñés volvió a tomar el mando. Julio Rico, con un disparo lejano, y Menudo, con una acción similar, cerraron un primer tiempo en el que los dos equipos empataron en casi todo.

En la segunda mitad el Murcia salió más aguerrido, pero sin profundidad. Los pupilos de Aira volvieron a mostrar el mismo catálogo de defectos: parecían fiables atrás e inofensivos de cara a la meta rival. Se jugaron muchos más minutos en el campo del Logroñés aunque solo Javi Flores parecía capaz de crear ocasiones de gol. Hasta que apareció Menudo, la pesadilla del Real Murcia. El sevillano marcó en la Nueva Condomina en la primera vuelta y ayer solo necesitó tres movimientos para demostrar que es un jugador de categoría superior y que tuvo la claridad y la definición que no tuvieron los granas durante el choque.

La venganza de Menudo

Menudo se vengó ayer del Real Murcia, un equipo que le ha cerrado dos veces las puertas esta temporada. Tras recalar en el Logroñés el pasado verano y no adaptarse al club riojano, se ofreció al Real Murcia después del descenso a Segunda B. El club grana prefirió otras alternativas. Recientemente, y después de una primera vuelta irregular en el club riojano, el extremo andaluz se ha vuelto a ofrecer para recalar en el equipo grana, aunque éste tiene otras prioridades.

Después del gol de Menudo, el Real Murcia fue un equipo atropellado que quiso enmendar su mal partido con brega y sacrificio, aunque con poca pegada, con escasa mala leche. Pero ya era demasiado tarde. De hecho, después del 1-0 fue incapaz de generar ni una sola ocasión de gol y de convertir el final del partido en un suplicio para los de Carlos Pouso, que con un presupuesto inferior ya le han arrebatado los seis puntos en juego al Real Murcia y lo han dejado tocado anímicamente tras tropezar de nuevo ante un equipo de la zona alta de la tabla.

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