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5 de diciembre de 1989. Antonio, que sufrió fractura de mandíbula, en La Arrixaca junto a Egea.
Susto de vuelta a casa
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Susto de vuelta a casa

Cinco juveniles del Murcia resultaron heridos tras sufrir un accidente de tráfico después de entrenar en Cobatillas

Paco Lastra

Domingo, 1 de marzo 2015, 23:52

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Cinco jugadores del Real Murcia juvenil resultaron heridos el 5 de diciembre de 1989, tras sufrir un accidente de tráfico cuando regresaban a sus casas después de un entrenamiento en Cobatillas. El suceso ocurrió a las 18.20 horas, en el tramo de la carretera local que une la Nacional de Alicante (a la altura del empalme de Fortuna) con Cabezo de Torres. Los jóvenes futbolistas Parrilla, Solís, Eulogio, Antonio y Egea, que viajaban en un Peugeot 205, se disponían a tomar la nueva autovía en dirección a Murcia cuando colisionaron frontalmente con un Opel Kadett en el que viajaban José Ramón Oliva Nicolás, de 31 años, su hijo Gustavo, de siete, y su sobrino, Bienvenido, de seis, que regresaban a su domicilio tras salir del colegio de los Salesianos de Cabezo de Torres. Los heridos fueron trasladados a La Arrixaca.

Parrilla y Solís, que viajaban en la parte delantera del Peugeot 205, sufrieron una fuerte contusión toráxica, con neumotórax el primero y con contusión pulmonar el segundo. Parrilla, además, sufrió una desviación de la pelvis. Antonio también quedó ingresado en el hospital y fue intervenido de una rotura de mandíbula. En la zona de urgencias estuvieron durante varias horas los menos afectados. Así, Solís fue atendido de unas leves magulladuras, mientras que su compañero Egea, quien se dio un fuerte golpe en la cabeza, se recuperó.

El conductor del Opel sufriófractura de peroné y una herida en la frente, mientras que su sobrino sufrió un golpe en la cara y su hijo se fracturó un brazo.

En manos de Parrilla

A La Arrixaca acudieron de inmediato el entrenador de los juveniles, Mendiolea; el delegado del equipo, Calle; así como el directivo Pedro Aráez, quienes se mostraron visiblemente emocionados por lo ocurrido. El día anterior había sido enterrado Fernando Martín, quien falleció tras sufrir un accidente de tráfico y el impacto de la muerte del jugador de baloncesto estaba aún muy vivo. El cirujano Pascual Parrilla, tío de uno de los futbolistas que iba en el coche siniestrado, se encontraba en el hospital cuando llegaron los heridos y fue uno de los que atendió a los más graves.

También se personaron en el centro sanitario el presidente del Real Murcia, Juan Garrido, quien llegó acompañado por sus directivos Aranaga y Carlos Ayala, así como compañeros de los accidentados, quienes estuvieron interesados en todo momento por el estado de los accidentados.

Aquella temporada, como ha ocurrido en otras muchas, los técnicos del Real Murcia echaban de menos disponer de unas instalaciones propias para entrenar. Los juveniles del Real Murcia tenían que desplazarse cada semana para ejercitarse a distintos campos, ya fuera Cobatillas, Santomera o Beniel.

El Real Murcia pidió el aplazamiento del encuentro que tenía que disputar con el Damm de Barcelona. «Anímicamente los chicos no van a estar preparados. Prefiero programar estos días como entretenimiento general. Que falten cinco hombres en un ensayo, y sabiendo que algunos están pasando un mal trago, no creo que permita al resto de los chicos concentrarse en el trabajo».

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